El verbo morir no se conjuga bien en primera persona y aunque la gramática me lo impide, siento que una parte de mi se ha muerto. Mi madre murió hace unos días, mi padre hace unos años y con ellos se ha ido el espejo en el que me miraba. Con ellos desaparece lo que de manera más íntima me unía a la vida: se han ido los que sabían de mi cuando aun yo no tenía conciencia de existir, los que hicieron con sus genes y su propia vida lo que soy y lo que seré.
Ese amor incondicional (probablemente el único de esas características que uno recibe), esa sensación de seguridad, de espaldas cubiertas yace con ellos bajo una losa fría y un silencio que desgarra.
No hay muerte más esperada que la de unos padres ancianos pero el grado de dolor no es inversamente proporcional a su edad o a la duración de su enfermedad terminal. Yo ya no tengo padres y me siento ridículamente huérfana. Aquella angustia infantil de pensar que mis padres morirían antes que yo, no me lo ha facilitado por llevar toda la vida latente, esperando…..acechando. Ya está aquí, nunca una preparación tan larga resultó tan inútil.
Al envejecer los padres, nos convertimos en sus cuidadores, hay días que parece que los papeles se invierten y nosotros somos los padres, ellos los niños. Llega el último suspiro y en ese mismo momento, vuelve el niño que fuiste, frágil, solo. Subirte al columpio del parque, darte fuerte y soltarte de manos solo para gritar alto “mira, mamá, mira lo que hago”, porque ese “mira mamá” parece dar sentido a una parte de tu infancia. Pero mamá, la mía, la tuya, pasa la vida atenta a ese “mira mamá” sin que tú se lo pidas, interesada en cada detalle de tu vida, angustiada por tus problemas, orgullosa por tus éxitos, siempre mirando, queriéndote siempre como solo una madre sabe. Y un día deja de mirarte y parece que el mundo se hunde a tus pies y el columpio sigue arriba y tus manos sueltas.
Mis padres siempre me llamaban por un diminutivo infantil (ahora me doy cuenta que no sé de dónde salió y que ya nunca lo sabré), nadie más me llamará nunca así. Ese nombre se ha ido con ellos, se ha quedado en sus labios inermes. Y esa casa, llena del pasado común de una familia afortunada y esa pared que sostiene los retratos infantiles de cinco hijos, cinco ramas que ya no tienen tronco común. Ya no hay casa ni pared en el mundo que quieran sostener esos cinco retratos, cada uno irá a su dueño, ahora adulto. La pared invisible que sostenía cinco familias como si fueran una y que ahora quizás, se desmorone, quien sabe…..
Fui nieta y fui hija,….. soy madre. Ahora soy yo la que mira columpios de vidas, la que ama incondicionalmente, la que se alegra, la que se entristece, la que algún día cierre los ojos para siempre, colocada ya en primera línea de este abismo que es la vida.
“Solo en los nacimientos y en las muertes se sale uno del tiempo; la tierra retiene su rotación y las trivialidades en las que malgastamos las horas caen sobre el suelo como polvo de purpurina. Cuando un niño nace o una persona muere, el presente se parte por la mitad y te deja atisbar por un instante la grieta de lo verdadero: monumental, ardiente e impasible” («La ridícula idea de no volver a verte» de Rosa Montero)
Estremecedor porque refleja claramente lo que se siente. Huérfana de por vida, tengas la edad que tengas. Mi madre falleció en el año 2012 y mi padre en el 2014, la sensación de vacío se siente siempre, esa protección ya no está.
Esas sobremesas interminables de cumples, de navidades, de días de comidas en familia se perdieron ya con ellos. Esos olores especiales de la cocina de mi madre, jamás se repetirán…
A mi madre siempre le contaba a dónde iba ,con quién… ella siempre sabía donde estaba yo, eso me protegía de alguna manera.
Tengo a mi marido, a mi hija, a mi hermana que es lo más para mí, pero no es lo mismo. La complicidad con mi madre era especial y era mi madre.
Mami, allá donde estés que seas feliz… Y por supuesto mi padre también, que eran unas excelentes personas, excelentes padres, excelentes abuelos y excelentes amigos.
Un abrazo para todas las que la habéis perdido como yo.
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Mi madre ha muerto, 20 años después que mi padre.
Me siento sola, huérfana, dañada, algo muy importante se ha roto y nunca más estará entero.
Ya nunca seré la misma. Mi madre, la que me conocía mejor que nadie, mi mamá, la que me cuidó desde que nací hasta que se murió, la pobre, mientras a mis ojos se hacía cada vez más y más pequeña por el doble cáncer que su querido dios le envió antes de llevársela. Mi madre, que escuchaba todas mis preocupaciones, me bendecía con sus consejos, qué va a ser de mi sin ella.
A veces, demasiadas veces, siento el deseo de irme con ella, adonde quiera que esté, demasiado tarde me he dado cuenta de que el único sitio de este mundo al que realmente pertenecemos es al lugar donde viven nuestros padres.
Me doy cuenta de que la necesito mucho más de lo que creía, como esas cosas que se dan por sentadas y nunca se echan de menos porque toda tu vida han estado ahí.
Mamá, te echo tanto de menos. No sé cómo va a ser esto sin ti, ojalá podamos volver a encontrarnos algún día.
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Ay Carmen, ánimo, mucho ánimo…..creeme que aunque te parezca casi imposible ahora, el dolor se va haciendo llevadero, se convive con él más fácilmente cada día y de repente un día te ves sonriendo y disfrutando otra vez de la vida. No vuelve a ser igual nunca pero será buena, ya verás. Un fuerte abrazo
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Monica, no habia leido este, es tu tema, bueno el tema de todos, gracias por escribirlo tan lindo. mirame mamá (cuando sin pedirselo siempre me miraba).
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Me has hecho llorar. Precioso y tan cierto que duele…. Gracias!
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Lamento mucho tu perdida Mónica me ha encantado y me identifico mucho con tus palabras solo en mi caso con el agravante de haberlos perdido a ambos muy pronto y no tener a quien mirar en el columpio mx besos y un abrazo
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Un fuerte abrazo. No hay palabras para estas situaciones.
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Lo siento mucho Mónica. Precioso post. Seguro que les ha llegado. Muchas gracias por compartirlo.
Un fuerte abrazo
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Lo siento mucho, Mónica. Hace días que no me pasaba por aquí, no lo había leido.
Eres de lectura imprescindible, porque expresas mejor que nadie los sentimientos tan conocidos por muchos de nosotros.
Aunque… nunca aprendemos lo suficiente… mientras seguimos viviendo…
Me quedo con el fragmento de Rosa Montero.
Y seguimos…mientras vivimos…
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Me han emocionado tus palabras. Hace poco perdí a mi abuela, no es tan intenso como perder una madre. Pero la quería tanto como si lo fuese. Nos queda seguir adelante, luchando por nuestros sueños, porque ellos siempre creyeron en ellos. Y guardar sus recuerdos en lo más profundo del alma. Un abrazo y ánimo
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De pequeño te enseñan a andar, después a manejarte y a ir seguro por la vida. Cuando ya cumplieron su misión te dejan sólo, para que hagas tú lo mismno con los tuyos. Gracias por compartir tu dolor y tu soledad. Un abrazo.
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Tu relato me devuelve a esos tristes dias que yo también viví. En tus palabras siento las mias d nuevo cono un puñal q atraviesa mi alma a pesar de los años transcurridos. Comparto ese sentimiento d orfandad q ya no te abandona el resto d tu vida.
De todo corazón, gracias!
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Siento mucho tu dolor. Muy buena expresión de tus sentimientos.
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Acabo de pasar por lo mismo, ¡ me reconozco tantísimo en lo que cuentas !…gracias y un gran abrazo
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Me trajo a la mente el día que mi madre falleció, Pensé que lo había superado pero esto me removió el recuerdo. Mis condolencias.
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Precioso! Nunca llenare el vacío que se produjo el día que finalmente me quedé huérfana. Un beso
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Un abrazo muy fuerte, Mónica.
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Lo siento muchísimo, yo gracias a Dios todavía no me tengo que enfrentar a esos duros momentos. Gracias por compartirlo me ha parecido una despedida preciosa
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No te conozco. Pero te «reconozco» tanto…
Gracias por compartir. Nada más.
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Me has tocado profundamente. Tu madre que te mira está muy orgullosa de ti.
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sencillamaente precioso¡
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Aparentemente, nada es tan «incompartible» como las emociones. Pero con el inmenso homenaje que haces en este texto es más fácil compartir que en la vida hay fuerzas capaces de moverlo todo. Y saber precisarlo en palabras es otro homenaje más que les haces. Un abrazo. .
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Gracias, Mónica, por transmitir tanta ternura, tanto sentimiento, tanta raza, muchas gracias.
Un abrazo de corazón
Raquel
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Dear Monica
My father around three months ago and my mother years before and what you say has touched a nerve because it rings very true with me.
Thank you
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No conozco como es el amor que siente una madre. Pero sé muy bien del que recibe una hija, puedo imaginar el terrible dolor de su ausencia y tu generosidad al compartirlo.
Un abrazo.
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Preciosisimo, tus padres orgullosos de ti, lloran al leerlo. Un fuerte abrazo.
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Una entrada entrañable.
Escribirla y releerla seguro que te ayudarán. Gracias por compartirla, es preciosa.
Un beso
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Precioso post. Qué difícil es explicar el vacío que se siente cuando se va alguien tan importante.
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Yo me expreso muy mal con palabras,me uno en tu sentimiento como amiga que te tengo.Te lo he dicho en twitter,tú red preferida y lo añado aqui.Este tema expresa mejor que yo los sentimientos http://youtu.be/NlprozGcs80
Un abrazo
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Mis más sentidas condolencias. Tengo la suerte de seguir contando con mis padres y por ello, valoro más tus añoranzas y pensamientos. Un fuerte abrazo.
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Qué razón tienes…el sentimiento de orfandad no te abandona nunca más.
Un abrazo muy fuerte,
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Ahora entiendo tu ausencia, Mónica.
Un fuerte abrazo.
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Me uno en lo posible a tu dolor, Mónica; tal vez el hecho de la muerte sea lo más inefable. Mas como dijo Cicerón, la vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos.
Un abrazo.
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Lo siento. Me identifico en cada palabra que dices, y sé que aunque la muerte sea ley de vida, nunca estaremos preparados para perder a una madre. Un beso-
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Qué bien explicado. Estremecedor de pura verdad…
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Siento mucho tu dolor y tu pérdida. Tus palabras me han llegado al alma.
Un abrazo.
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Cuanta verdad en tu palabras y cuánta sensibilidad en la forma de expresarlo.
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